Nos encontramos en un tiempo en el que la digitalización forma parte de nuestro día y en el que, a una gran parte de la población, le cuesta o no puede desconectar de ella fuera de su horario laboral.
Emails, mensajes o llamadas fuera del mismo nos hacen ser capaces de gestionar situaciones de forma rápida y eficiente y, a la vez, ser esclavos de nuestro tiempo laboral y personal. Se puede decir, por tanto, que nos encontramos ante un entorno laboral sumergido por completo en la era digital, lo que provoca que la frontera entre la vida profesional y personal, que hasta ahora se encontraba bien delimitada, comience poco a poco a resquebrajarse como consecuencia de la denominada ‘hiperconexión del trabajador’.
En 2017, un estudio elaborado por Eurofound en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo, arrojaba unas cifras sorprendentes: afirmaban que un 64% de los trabajadores realizan trabajos fuera de su horario laboral y un 68% recibe avisos desde su trabajo en sus horas libres. Esta tendencia se acentúa entre los que practican el teletrabajo, ya que tienden a destinar más horas diarias en comparación con aquellos trabajadores/as que llevan a cabo su actividad de forma presencial en el lugar de trabajo.
Podríamos decir que, aunque la comunicación y el desarrollo digital han impactado de forma positiva en los procesos internos de las empresas y administraciones, también ha traspasado las barreras del orden laboral.
Saber o poder gestionar esa desconexión no es una tarea fácil, puesto que, aunque a priori puede parecer una decisión unilateral y propia, el ritmo de vida de los trabajadores no es ecuánime, ni se dan las mismas circunstancias personales o familiares.
Respetar el tiempo de descanso es necesario, y aporta beneficios. De hecho, esto se debería aplicar en cualquier política de empresa. Por ello, cada vez son más las empresas u organismos públicos que quieren adaptarse a esta nueva realidad y alinear sus objetivos con una conciliación personal, familiar y laboral que permita la intimidad y descanso necesarios para sus empleados.
De este modo, se podrá contar con elementos clave dentro de la organización como son la motivación y la productividad. El poder y saber realizar esa desconexión digital diaria, permitirá a los empleados un cese físico y mental de sus tareas que se verá reportado en una actividad mucho más eficiente en la siguiente jornada.
Para tener en cuenta esta desconexión digital y gestionar de forma correcta los recursos humanos que la componen, se ha de tener en cuenta que disponer de un protocolo de Desconexión Digital, además de obligatorio, puede ser muy beneficioso, estableciendo en él unas bases de apoyo y compromiso por ambas partes que faciliten el cumplimiento de su contenido.
El derecho a la desconexión digital se regula en el art. 88 de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales: “Los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar”
Asimismo, la Ley impone la obligación de elaborar una política interna de desconexión digital dirigida a los trabajadores en la que se definan las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática.
Sin embargo, y como hemos comentado, en muchos trabajos este derecho es difícil de respetar bien por las características de éste, por el tipo de puesto que se ocupa dentro de la organización o simplemente por el sentimiento de responsabilidad de los trabajadores a la hora de realizar su trabajo.
Se trata de un protocolo y unas medidas que son desconocidas en muchos ámbitos, tanto públicos como privados, y que aún se resiste a quedar implantado, pero, además de por su utilidad y necesidad en la era digital que vivimos, supondrá un impacto en la delimitación del uso de las herramientas informáticas (actuales y del futuro) y el establecimiento de medidas y líneas de actuación que favorezcan a todos.
Desde Nuevos Tiempos Consultores tenemos claro que, aunque la desconexión digital aspira a reconstruir la frontera entre la vida profesional y personal y, aunque la plasmación del derecho en la LOPDGDD fue bien acogida, varios de sus elementos son cuestionables. La ausencia de definición y falta de delimitación de su contenido, la configuración de una protección insuficiente, la omisión de medidas o sanciones específicas en caso de incumplimiento o el recurso a la negociación colectiva son algunas de las lagunas e inconcreciones que presenta la regulación del derecho a la desconexión digital en España.
Recibir avisos dentro del horario laboral, no exceder las horas de trabajo, formación en prevención, calidad de trabajo por encima de cantidad o desconexión de las cuentas, pueden ser el punto de partida de las administraciones o empresas para garantizar el derecho a la desconexión de los empleados y dar solución a los problemas que se están planteando en la era digital que vivimos.